2025-04-12




















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Nicolae Iorga y el extremismo que mata
(2010-12-06)
Última actualización: 2010-12-13 20:42 EET
Aunque duró nada más cuatro meses y medio, hasta el 23 de enero de 1941, el mismo fue caracterizado por medidas represivas, de manera especial en contra de la camarilla de Carol segundo, la cual destruyó la democracia. La venganza de los legionarios en contra de los 65 dignatarios carlistas se explica por el hecho de que los mismos habían sido implicados en las medidas a través de las cuales los mismos legionarios habían sido oprimidos y, de modo especial, por el hecho de que eran culpables de la muerte del Capitán de la Guardia de Hierro, Corneliu Zelea Codreanu, en el mes de noviembre de 1938.

Una de las víctimas de los legionarios fue el historiador Nicolae Iorga. Nacido en 1871, fue considerado por los historiadores nacionalistas como el gran gurú de la ciencia histórica rumana y esta imagen suya fue difundida también entre la opinión pública. Como prueba de esto, en el concurso „Grandes Rumanos” Iorga se clasificó en la decimoséptima posición de un total de cien. Hay dos razones por las cuales Iorga sigue teniendo esta imagen: su impresionante creación literaria y también su trágica muerte. Iorga escribio muchísimo, casi 1.250 libros y más de 25 mil artículos, siendo un verdadero grafómano. Si hacemos un análisis atento de su obra, nos damos cuenta que casi el 90% de la misma no se puede utilizar. Iorga escribió sobre casi todo, lo que determinó a Păstorel Teodoreanu a afirmar lo siguiente: „No hay cosa, hecho o problema sobre el cual Iorga no haya opinado.” Arrogante, excesivo y a veces vulgar en el modo de expresarse, Iorga creía que era el maestro de la nación. Al preguntar Iorga al gran político Ionel Brătianu “¿qué puede aprender un historiador de un ingeniero?”, aludiendo a la profesión de Bratianu, éste último le contestó “tener una medida en todo, señor Iorga, esto podría usted aprender”. En la política, Iorga fue tan sólo un aprendiz: mientras ocupó el cargo de primer ministro, entre 1931-1932, Rumanía fue dirigida, desde la sombra, por el astuto Constantin Argetoianu.

Iorga fue el tipo de intelectual que coqueteaba con el extremismo, siendo al mismo tiempo tanto el inspirador como su víctima. Él cultivó el nacionalismo y terminó siendo víctima de su propia ira.

El historiador Ioan Scurtu, nuestro invitado de hoy, nos habla a continuación sobre las ideas y la actividad política de Nicolae Iorga.

“Iorga fue un nacionalista, que en 1910 creó, junto a Alexandru Ioan Cuza, el Partido Nacionalista Demócrata. Iorga apoyaba la idea de que los rumanos tenían que lucirse en todos los campos de actividad, inclusive en la economía, aunque se sabe que a finales del siglo 19 las principales ramas de la industria, así como los bancos y el comercio estaban en manos de las minorías nacionales y en manos de los extranjeros. Iorga decía que el elemento rumano tenía que reemplazar al elemento extranjero, y para ello era preciso realizar una nacionalización. Pero esto tenía que realizarse pacíficamente. Los rumanos tenían que preparase, aprender, descubrir los secretos de cada profesión, para que pudieran vencer a los extranjeros. Claro que los legionarios esparcieron estas ideas, lo malo fue que adoptaron una vía extremista, llegando a matar a los que estaban en contra de sus ideas políticas.”

La separación de Iorga de los legionarios, cuyo mentor iba a ser, se produjo a mediados de 1930 y el carácter vengativo de Iorga no pudo aguantar esto. El momento crítico tuvo lugar en 1938, cuando fueron disueltos los partidos políticos. El Movimiento Legionario había cesado su actividad por orden de Codreanu el 24 de febrero de 1938. Sin embargo, el comercio legionario continuó en aquellas tiendas que vendían los productos a precios menores que los precios de producción.

Ioan Scurtu explica cómo se deterioró esta relación:

”Nicolae Iorga consideraba que estas tiendas servían de centros donde los legionarios se reunían para planear acciones con el fin de desestabilizar el estado. Así, solicitó el cese del comercio legionario. En este contexto, Codreanu le escribió una carta a Iorga acusándole de falta de honestidad. Después de apoyar tanto la idea de que los rumanos tenían que comerciar para reemplazar a los extranjeros, Iorga solicitó el cierre de estas tiendas y le mostró la carta a Armand Călinescu. Éste se la enseñó a Carol II e Iorga fue aconsejado que demandara a Codreanu, lo cual fue lo que hizo. Durante el juicio Iorga se dio cuenta que todo esto era demasiado arriesgado y retiró los cargos. Pero el juicio continuó y Codreanu fue condenado a seis meses de cárcel. Durante este proceso se realizaron varias pesquisas en la sede del Movimiento Legionario, la Casa Verde o en las viviendas de varios legionarios. En base a la información obtenida a Codreanu le abrieron otro juicio y, en 1938, fue condenado a 10 años de trabajo forzoso. La noche del 29 al 30 de noviembre de 1938, mientras transportaban a Codreanu desde la cárcel de Rm. Sărat a la de Jilava le asesinaron, muy cerca del bosque de Tîncăbeşti (al norte de la ciudad de Bucarest).”


Los legionarios consideraron que Iorga fue el principal culpable de la muerte de Codreanu porque todo había empezado con aquel juicio. Como venganza, los legionarios asesinaron a Iorga, cerca de la ciudad de Ploiesti, la noche del 26 al 27 de noviembre de 1940. De esta forma, Nicolae Iorga pagó con su propia vida el precio del extremismo con el que coqueteó.


(Autor: Stefan Baciu; Traductor: Valeriu Radulian)
 
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