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Rumanía y los Balcanes después de 1945 |
(2010-10-04) |
Última actualización: 2010-10-12 9:14 EET |
El fin de la segunda guerra mundial no supuso la reanudación de las políticas de cooperación regional. Aunque la gente estaba esperando que todo volviera a la normalidad esto pasó apenas después de la muerte de Estalin, más exactamente en 1953. Mientras estuvo vivo el sangriento tirano soviético, las tensiones entre EE.UU. y la ex Unión Soviética, es decir las tensiones entre el capitalismo y el comunismo, impidieron el acercamiento entre las naciones que estaban de ambos lados del Telón de Acero.
El límite entre el Oriente y el Occidente, pasaba también por la Europa del sudeste: Rumanía, Bulgaria y Albania estaban en el area de influencias soviéticas, Yugoslavia, aunque formalmente no pertenecía al campo de concentración comunista, había adoptado el mismo modelo, mientras que Grecia y Turquía se encontraban del lado occidental. En el período de entreguerras había un proyecto de cooperación regional firmado en 1934 entre Rumanía, Yugoslavia, Grecia y Turquía, proyecto titulado La Entente Balcánica. El estallido de la guerra tuvo como consecuencia la muerte de dicho proyecto y su reanudación, después de 1945, no fue posible. Después de 1955, al clarificarse el estatuto de Austria, los dos bloques económico militares han dado pasos tímidos el uno hacia el otro. Apenas después de que la revolución anticomunista de Hungría de 1956 y la consolidación de la dominación soviética surgieron señales de independencia en las políticas externas.
Rumanía fue un país activo en lo que se refiere a la política balcánica desde 1957. Sobre las iniciativas de la política balcánica rumanas nos ha hablado en 1995 el diplomático Valentin Lipatti, en una entrevista concedida al Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana.
“En el período que le siguió a la guerra, Rumanía mostró interés en reanudar, en base a las opciones magistralmente presentadas por Titulescu en la época de la Entente Balcánica, la cooperación multilateral en los Balcanes, pero sin descuidar las relaciones bilaterales. Desde siempre, Rumanía ha consolidado su posición en los Balcanes haciéndo hincapíe en dos planes: el plan de las relaciones bilaterales y el plan de la cooperación multilateral. Después de la guerra, la primera iniciativa rumana más importante ha sido lanzada por el primer ministro de aquella época, Chivu Stoica, en 1957 y se refería a la desnuclearización de los Balcanes. Se trataba de una iniciativa audaz, importante, que, claro está fue recibida con reticencia. Si países como Bulgaria y Yugoslavia estaban a favor de un proceso de desnuclearización, de transformación de los Balcanes en una zona sin armas nucleares, Grecia y Turquía, que formaban parte de la Alianza del Atlántico Norte, declararon que estaban en contra de esta iniciativa, por muy bonita que fuese. Durante un año o dos esta iniciativa fue mantenida en un estado de letargia. Sin embargo esta idea de la desnuclearización gozó de éxito a nivel global. Pues esta fue una de las primeras iniciativas rumanas.”
El obstáculo representado por la pertenencia de los países balcánicos a dos bloques económico militares antagónicos fue superado a través de propuestas de cooperación no gubernamental. Vuelve con más detalles Valentin Lipatti.
“En los Balcanes hubo una colaboración muy importante en el campo de la cultura, en el sentido amplio de esta palabra, a saber: cultura, ciencia, educación. Pero únicamente a nivel no gubernamental. Durante años, esta cooperación multilateral en los Balcanes se vino desarrollando en este plan no gubernamental que era más fácil de realizar y que tenía que superar menos obstáculos. De esta forma, La Unión Médica Balcanica, que databa del período anterior a la guerra, La Unión Balcanica de los Matemáticos, creada en 1963, la Asociación Internacional de Estudios Sudeste Europeos y muchas organizaciones y asociaciones más profesionales cobraron mucha importancia y empezaron a desarrollarse. Tal vez Rumanía fue el líder de estas manifestaciones a nivel no gubernamental. La Unión Médica Balcanica, así como la Unión de los Matemáticos y la Asociación de Estudios Sudeste europeos tenían sus sedes en Bucarest.”
La transferencia de esta cooperación a nivel gubernamental, propuesta por Rumanía, fue difícil a causa de los resentimientos históricos de las naciones balcánicas, pero también de las influencias de las alianzas militares. Con más detalles, vuelve ante los micrófonos de RRI Valentin Lipatii.
“Nuestra principal ventaja en aquel entonces, pero también hoy en día, es que no tenemos litigios con ningún país balcánico. Tampoco tenemos litigios en cuanto al problema de las minorías nacionales. Pero esto no tiene nada que ver con el período al que nos referimos. Lo importante es que nosotros no tuvimos y tratamos de no tener litigios. Y al no tener litigio alguno, el desarrollo de las relaciones bilaterales fue algo bastante fácil. Las relaciones bilaterales fueron la base que fomentó la cooperación multilateral. Por ejemplo, los búlgaros decían: no, nosotros deseamos el desarrollo de las relaciones bilaterales, ¡cuantas más! Con los rumanos, con los turcos, con los serbios, con los griegos... Pero multilaterales, no. Cualquier tipo de multilateralismo lleva a la creación de estructuras y estas estructuras estaban prohibidas por orden de Moscú. “
Al final lo político logró derrotar cualquier deseo de acercamiento real y la cooperación regional tuvo que esperar la caída del muro que separaba el Oriente del Occidente. La reanudación de la cooperación después del año 1989 fue también resultado de los esfuerzo de la época en que la cooperación estaba en un atolladero.
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