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| Un Recluso Santo : Valeriu Gafencu |
| (2010-09-27) |
| Última actualización: 2010-10-02 17:28 EET |
En el año 1950, el estudiante de derecho Valeriu Gafencu era conocido como el Santo de las Cárceles. Desde muy joven, se sintió atraído por el movimiento fascista y entró en la organización juvenil de los legionarios.
Fue detenido a raíz de la rebelión legionaria de 1941, con sólo 20 años de edad, cuando era estudiante en el segundo año de carrera. Gafencu se arrepentió y se hizo muy devoto, con lo que llegó a ser un modelo para los demás reclusos.
Pasó, entre los años 1941 y 1952, por las cárceles de Aiud, Piteşti y Tg. Ocna.
Aristide Lefa, un estudiante que llegaría a conocer a Valeriu Gafencu, fue detenido, en 1848, y fue condenado por su actividad contra el régimen comunista. Lefa era estudiante de medicina y procuró practicar la medicina en la cárcel-sanatorio de Tg. Ocna, donde Gafencu se encontraba hospitalizado, en 1949, enfermo de tuberculosis. Allí fue donde se conocieron.
En el año 2000, ante el micrófono del Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana, Lefa habló de sus debates con el ¨Santo de las Cárceles¨.
”Yo personalmente tuve muchas controversias con Valeriu. Yo era partidario de luchar, arma en mano, contra la dictadura comunista, pero él me decía: ¨Mira, el arma más fuerte de este mundo no es ni la bomba atómica, ni cualquier otro arma ! Es el amor. Con el amor consigues derrotar al propio Lucifer y a todos los enemigos. Sólo si consigues amar de verdad; no con la espada, con el puño o con las guerras¨¨ Yo le contradecía ¨Pues, entonces, tenemos que rendirnos, quedarnos de brazos cruzados. Nosotros los amamos y ellos nos matan¨. Ésta era mi teoría. Pero, al final, le entendí y me dí cuenta de que tenía razón. Fue la única persona que conocí en mi vida, que esperaba la muerte como Díos manda. Como espera el novio la noche de su boda. Sin exageración. .”
El régiman penitenciario de exterminio acabó con muchos presos de carácter aparentemente muy fuerte. Pero Gafencu lo vivió todo con serenidad y aguantó mucho dolor.
Aristide Lefa recuerda :
”En 1951, le aquejó una repentina apendicitis aguda. Era cardíaco, había pasado por muchas dificultades en 11 años de cárcel, y, por añadidura, tenía los pulmones afectados por la tuberculosis. Le llevaron al Hospital de Targu Ocna, donde cirujano era el doctor Ursu. En la mesa del quirófano, el médico le puso la raquianestesia y comenzaron la operación. La enfermera notó que el paciente sudaba abundantemente, pero, se imaginó que ello se debía a que era tuberculoso.
Cuando terminaron la operación, al cabo de un cuarto de hora, porque esto es lo que dura una operación de apendicitis, le dice Valeriu:
„Doctor, me ha operado usted sin anestesia¨.
¨¡No puede ser !¡ Levanta la pierna!
¨Y resulta que pudo levantar la pierna. Si hubiera sido anestesiado de verdad, no habría podido levantar la pierna tan rápido. Sólo entonces se dió cuenta el médico de que le había operado sin anestesia.
¨Pero, hombre,¿ por qué no me has dicho nada? Te hubiera puesto una anestesia local. ¿Cómo has aguantado el dolor sin decir nada?
Valeriu sonrió. Quedaron todos impresionados con su actitud. Una de las enfermeras le coló, a escondidas, un pañuelo nuevo, porque también estaba allí, con ellos, un guardián del penitenciario. .”
La fe ortodoxa fue para Valeriu Gafencu la única forma de vivir entre los 20 y 32 años, cuando falleció. La búsqueda de Díos le hizo ofrecer su vida para salvar a Richard Wurmbrand, que estaba en su lecho de muerte, un ex comunista quien volvió a descubrir a Dios.
Aristide Lefa estuvo en la cabecera de Valeriu Gafencu cuando éste decidió que había llegado la hora de su encuentro con Díos..
”Valeriu había recibido diez gramos de estreptomicina. En aquel tiempo, la estreptomicina hacía milagros, porque todavía no se había desarrollado resistencia a antibioticos. Cinco o diez gramos te podían salvar la vida.
Valeriu nos llamó y nos dijo: ¨Mirad, yo no quiero la estreptomicina, llevadla a Wurmbrand’’.
Esto lo hacíamos en secreto, para que no se enteraran los delatores.
Gafencu estaba peor que él. Wurmbrand estaba muy mal y si no hubiera sido por este antibiótico, habría fallecido él también.
Nosotros intentamos convencerle.
¨Pero ¿tú no quieres vivir?¨
¨No, éste es mi deseo, yo no me pongo este antibiótico! Quiero que se lo pongan a él. Wurmbrand es persona importante y si consigue salir con vida podrá hacer más cosas que yo, gracias a los contactos que tiene en la Iglesia Evangélica¨.
Pero, la realidad es que Valeriu ya no quería vivir, quería subir junto al Señor.¨
Valeriu Gafencu fue un modelo para los que pasaron por las cárceles comunistas.
Eligió llevar vida de santo y asumió plenamente esta elección suya.
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