Hoy día viajar en avión es algo muy común, sin embargo el avión llegó a ser un medio de transporte al alcance de todos gracias a la apertura de las fronteras intra-europeas y al periodo de la globalización. Antes el avión sólo tenía estatuto de técnica militar o servía como medio de transporte exclusivo de la élite. También las compañías aéreas de bajo coste han contribuido de manera fundamental a la ampliación de la oferta para todos los tipos de viajes y a su popularidad.
Por lo tanto, la aviación civil tiene su propia historia, una historia que abarca casi un siglo. Durante la primera guerra mundial, la aviación fue una gran novedad y la eficiencia de los aviones determinó su desarrollo. Pero fue al final de la primera conflagración mundial cuando se descubrieron los beneficios de la aviación civil, eso es el transporte de mercancías, los servicios y el transporte de personas.
Rumanía es uno de los pioneros que desarrollaron la aviación civil en el tercer decenio del siglo 20. Tras adoptarse las Actas Internacionales que reglamentaban los vuelos civiles, los representantes de nuestro país participaron en su elaboración.
El jurista Radu Boroş estudió Derecho Aéreo en Italia, hizo su tesis doctoral en Alemania y también estudió Derecho Internacional en Francia. Fue concejal en el Ministerio del Aire en 1937 en calidad de experto jurista en la Dirección de Aviación Civil, el Departamento de los acuerdos, tratados, legislación y reglamentos. En 1995, cuando concedió una entrevista al Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana, Radu Boroş habló también sobre la contribución de Rumanía en la adopción de la legislación internacional en el sector de la aviación civil.
“En 1919, tras finalizar la guerra y con motivo de los tratados de paz de París, se firmó una convención, el así llamado Convenio CINA, El Convenio Internacional de Navegación Aérea. En aquel entonces no existía el principio de la libre navegación en el espacio aéreo y se aplicaba la teoría de la soberanía de un estado sobre el espacio aéreo. Por eso, para crear una línea de transporte aéreo, era necesario firmar un acuerdo especial con cada uno de los estados que iban a concesionar las líneas de transporte civil. El Convenio de París, de 1919, quiso aportar determinadas reglamentaciones a este derecho absoluto de la soberanía de un estado sobre el espacio aéreo. Entre otras, el Convenio estabeció determinadas reglas básicas respecto a la calificación del personal que manejaba el avión y las reglas internacionales para los señales del aeropuerto para que los aviones puedan reconocer la pista y también fijó un código internacional para las informaciones meteorológicas o de navegación.”
Durante las negociaciones de paz de Versalles, el ministro rumano de Asuntos Exteriores Nicolae Titulescu propuso la creación de una compañía de transporte aéreo civil, llamada Compañía de Navegación Aérea Franco-Rumana, que se inauguró oficialmente en 1920.
Radu Boroş nos aporta detalles sobre la actividad de esta compañía.
“Fue la primera sociedad de transpore aéreo de Europa, tras la primera guerra mundial. Sin embargo fue una compañía con carácter político. Era una línea política por la cual Francia intentaba marcar su presencia en los países que formaban parte del Pequeño Acuerdo. Por eso la línea tuvo un recorrido muy raro: de Bucarest a Belgrado, de Belgrado a Praga, de Praga a Estrasburgo y de Estrasburgo a París.”
A partir de 1924, en el Arsenal aeronautico de Cotroceni, los bombarderos británicos De Havilland DH 9 son transformados en aviones de personas, y en 1925, se crea la primera línea interna entre Bucarest y Galaţi. Durante los 30, la aviación civil rumana sigue desarrollándose, pero no sin obstáculos, señalaba Radu Boroş.
“Cuando yo ingresé en la aviación civil, Rumanía sólo contaba con una línea internacional hacia Praga y otra hacia Belgrado. La tercera línea se abrió inmediatamente hacia Varşovia. Pero todas estas líneas se crearon a base de muchos esfuerzos, dado que, en aquel entonces, era muy difícil organizar una línea aérea. Eso porque, primero, era necesario resolver el aspecto político que suponía volar en el espacio aéreo de otro estado; luego se debía establecer entre qué ciudades se efectuaba el vuelo, resolver el problema del suministro de gasolina, las tasas de aeropuerto y de asistencia técnica del avión, etc.”
Los comienzos prometedores de la aviación civil rumana se cortan al estallar la segunda guerra mundial cuando los pilotas civiles se convierten en pilotas militares. Después de 1945, se abre un nuevo capítulo en la historia de la aviación rumana.
(Steliu Lambru; trad. Victoria Sepciu)
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