2025-04-12




















Arhiva :
Rumanía y el Consejo de Ayuda Mutua Económica
(2010-05-02)
Última actualización: 2010-08-02 16:26 EET
CAER La historia postbélica de la Europa Central y Oriental, ocupada por los soviéticos, se decidía en Moscú.

Durante varios decenios, allí fue donde se tomaban las decisiones económicas, que iban a trazar el trayecto del desarrollo de los países europeos, caídos bajo las orugas de los tanques soviéticos.
Para mantener su influencia política, ganada mediante farsas electorales y estrategias de represión contra las fuerzas democráticas locales, los soviéticos han creado organismos para imponer políticas comunes a los Estados-satélites de la zona.

Uno de los organismos se llamaba Consejo de Ayuda Mutua Económica, cuya sigla era CAME, de esta parte del Telón de Acero, y COMECÓN, del lado occidental del mismo.

El COMECÓN fue creado en 1949, en Moscú, a iniciativa de la URSS, y fue pensado como organización que compitiera con la Comunidad Económica Europea, obra ésta del Plan Marshall de enderezamiento económico, después de la guerra.

Pero, el COMECÓN no fue, ni de lejos, un rival serio para el Mercado Común, a causa de las deficiencias del sistema de la economía planificada.

Prácticamente, aunque sus integrantes se hayan esforzado seriamente por concebir una comunidad viable de intereses, el COMECÓN fue una cárcel para Polonia, la República Democrática Alemana, Checoslovaquia, Hungría Rumanía, Bulgaria, países fundadores , que fueron obligados a adherirse a esta fórmula, según el principio de la llamada hermandad ideológica socialista(comunista).

Pese a la existencia del COMECÓN, los intercambios entre los Estados miembros se desarrollaron sólo en base a acuerdos bilaterales.

En el sistema del COMECÓN hubo un así llamado rublo convertible, moneda soviética.

A partir de los años 1962-63, Rumanía ha venido mostrando una postura caprichosa dentro del COMECÓN, a causa de las estrategias del mismo de desarrollo económico del futuro espacio común. Las propuestas soviéticas de integrar a las economías de los Estados comunistas y crear un espacio económico unitario fueron consideradas como inaceptables por Rumanía.

El Plan Valeev, del año 1964, por el cual a determinados países se les reservaba un desarrollo industrial, mientras que a otros, uno agrícola, despertó vehementes protestas por parte de Rumanía.

Dicha estrategia llevaba el nombre de “división internacional del trabajo”, en realidad, era una adaptación de una fórmula marxista.

Las protestas de Rumanía han ido aumentando en intensidad, tras la retirada de las tropas soviéticas del territorio rumano, en 1958, y los intentos de Nicolae Ceausescu de distanciarse de los productos de la economía soviética.

Maxim Berghianu fue, en aquel entonces, presidente del Comité Estatal de Planificación, institución que elaboraba las tareas de los planes económicos.

En una entrevista concedida al Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana, en 2002, Maxim Berghianu explicó cómo reaccionó Rumanía, dentro del COMECÓN, a las tendencias de “la división internacional del trabajo”:


“Con gran dificultad consiguió tener Rumanía un lugar en la llamada división internacional del trabajo, dentro del COMECÓN. El hermano mayor quería, junto con países más desarrollados, tales como Checoslovaquia y la República Democrática Alemana, que Rumanía se quedara un país agrario, para producir más productos agrícolas y recibir máquinas y equips y todo lo que suponía una industria desarrollada, de los países del COMECÓN, prácticamente, de la URSS. Fue un atentado, no sólo a la soberanía económica, sino también a la soberanía nacional. Bajo diversas formas, cuando se discutía más seriamente algún problema de la especialización, dentro del COMECON, a nosotros, nos empujaban a permanecer un país agrario, por cuanto, contábamos con experiencia en la producción de bienes agrícolas : cereales, legumbres, frutas, vino, carne, para los que ellos nos aseguraban los equipos y las máquinas que necesitábamos.”

El plan Valeev estuvo precedido por varios tanteos, a partir de la segunda mitad de los años 1950.

Ante la tímida negativa manifestada por Rumanía a la llamada división internacional del trabajo, el líder soviético de aquel entonces, Nikita Hruschov, emprendió una visita a la ciudad rumana de Brasov, antiguo centro industrial de Rumanía, saqueado por el Ejército Rojo, en 1945, que venía experimentando un proceso de rehacimiento de las empresas.

Así recuerda Maxim Berghianu aquella visita :

”Estaban previstas dos visitas a la empresa Tractorul y a la Planta de Camiones. Primero, Nikita Hruschov visitó Tractorul.
Le recibió el equipo de tenores y palmeadores de turno, con las debidas ovaciones, y entró en la sección del ”Bloque Motor” y “ Montaje General” de la planta.
Hruschov nos preguntó ¿ por qué tenían las naves tanto metal?
Y empezó a reñirnos ¿ por qué no habéis construido las naves con hormigón, porque hubiese resultado más barato?
Y le constestó, Georghe Gheorghiu Dej, el líder comunsita rumano de aquel entonces:
“¡Camarada Hruschov, estas naves fueron construidas por la burguesía, nosotros así las heredamos! ¡Fue una planta de aviones! ¡Producían aviones durante la guerra!”
A lo que espetó Hruschov :”¡Pues,dejad de producir!”
Echó un apresurado vistazo y se marchó. No le impresionaron ni siquiera los tractores.
Nosotros ocupábamos, ora el primer lugar, ora el segundo, en el mundo, en cuanto a la calidad de los tractores, competíamos con Ferguson.

Luego, Hruschov fue a visitar la planta STEAGUL ROSU,(Bandera Roja), la sección de “Montaje General”, donde no había líneas automáticas. Todavía se trabajaba a martillo.
”Lo que tenéis aquí, es una cooperativa, ¡Ya no quiero ver nada más!” - dijo Hruschov, se salió de la nave y de la planta, y se marchó....
Dej le siguió muy calladito. No le quedaba nada que decir”.


En el COMECÓN, las decisiones se tomaban a tres niveles jerárquicos :
en el Comité Político, por los secretarios generales de los partidos,
en el Comité Ejecutivo, integrado por los primeros ministros,
y en el Comité de los Presidentes de los Comités Estatales para la Planificación de cada país miembro.

Los acuerdos dentro del COMECÓN sirvieron únicamente para poner parches a una economía harapienta, porque en semejante estado las dejaba el dirigismo.
En su corta e indigna historia, el COMECÓN nunca ha conseguido elaborar un programa coherente de cooperación y desarrollo económico.

Cuando se produjo su autodisolución, en 1991, las sociedades de Europa Central y Oriental respiraban ya aliviadas, por cuanto se habían librado, un poco antes, del sistema político comunista, que únicamente les había traído pobreza y desesperación.
 
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