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La Proclamación de Timisoara |
(2010-03-14) |
Última actualización: 2010-03-22 18:32 EET |
La democracia rumana reinstaurada después de 1989 tuvo en los primeros meses del año 1990 un período muy agitado, causado sobre todo por su difucultad de entender el mundo al que se habia reconectado, de recuperar su propia historia confiscada por el régimen comunista. Forjar una nueva sociedad democrática resultó ser una tarea mucho más dificil de lo que parecía en el momento de la caida de la dictadura. Los primeros meses del año 1990 dividieron la sociedad rumana en dos grupos. Por un lado los que deseaban una refrma lenta y limitada de la economia y de las instituciones del estado representados por el Frente de la Salvación Nacional e Ion Iliescu y los que deseaban una refrma rápida y radical agrupados en torno a los partidos tradicionales: el Partido Nacional Liberal y el Partido Nacional Campesino Cristiano Demócrata.
Se juntaron a los dos partidos históricos foros y organizaciones civícas que militaban por la concieciación del peligro de que se queden en el poder los altos cargos comunistas y los miembros de la ex policia politica. Entre estas organizaciones destaca la Sociedad Timisoara creada el 19 de enero de 1990 en Timisoara por un grupo de intelectuales. La Sociedad Timisoara es autora del más valioso documento-programa de la democracia postcomunista rumana, esto es la Proclamación de Timisoara sumamente conocida en nuestro país por su famoso punto 8. Elaborada en trece puntos por el escritor Geo Şerban, esta proclamación trataba del tema mas candente de aquella epoca: la separación de comunismo. El punto 8 solicitaba que se prohibiera por una norma electoral el acceso a cargos públicos por un período de tres mandatos a todos los activistas comunsitas y a los miembros del aparato de represión. De forma que, la Proclamación de Timisoara representaba la forma radical anticomunista que solicitaba una ley de lustración.
Punto culminante del activismo cívico anticomunista y de las reacciones despertadas por la Proclamación de Timisoara fue el mitín maratón de la Plaza de la Universidad de Bucarest que duró desde el 22 de abril hasta el 13 de junio de 1990. Pasaron desde entonces dos decenios y sigue habiendo opiniones divergentes sobre esta Proclamación. La mayoría consideran que es un capitúlo inacabado de la historia contemporanea de Rumanía por la falta de una ley de lustración, por la influencia demasiado grande que los ex altos cargos comunistas siguen tienendo hoy en día y por la reproducción de las prácticas del sistema anterior a 1989. Entre quienes aprecian que el fracaso de llevar a la práctica lo estipulado en la Proclamación representa un capitulo inacabado de la historia contemporánea de Rumanía es el historiador Adrian Cioroianu, profesor en la Universidad de Bucarest
Acaban de cumplirse 20 años de existencia de este documento tan imporatante, esencial del periódo postrevolucionario de Rumanía, un docuemnto que sin lugar a dudas forma parte de la historia contemporánea de Rumanía. Creo que esta proclamación es, en igual medida, uno de los documentos más importantes, pero también una cuento sin acabar de nuestra historia reciente. A mediados de la década de los 90 estabamos todos firmemente convencidos de la actualidad y la legitimidad de este requerimiento, me refiero en principal al punto 8 que pedía una ley de lustración. Luego, yo fui uno de los coincidieron en 1997 con el presidente Constantinescu quien decía que desde su punto de vista, el punto 8 había dejado de ser actual porque se había producido un cambio de régimen en condiciones democráticas. ¨
El historiador Andrei Oisteanu habla de la Proclamación de Timisoara en el paradigma de la memoria social:
”Es una cuestión que tiene que ver con nuestra memoria, no sólo la individual, sino la memoria de toda nuestra generación, con la forma en que la memoria entra en la historia de una colectividad. Siempre hemos manifestado cierta reserva interior, cierta restistencia a la hora de condenar hasta las últimas consecuencias el comunismo y todos los horrores sociales, culturales y legales cometidos a lo largo de 45 años. Desde este punto de vista, Timisaora, por la forma en que conserva la memoria de la revolución, está mejor que Bucarest. Timisoara es una ciudad pequeña, que se gestiona con más facilidad, la idea de una comunidad solidaria es más presente que en Bucarest, capital grande heterogenea, afectada en cierta medida por la superficialidad. En segundo lugar los de Timisoara vivieron por su cuenta la confrontación con el monstruo. Este trauma que no fue experimentado por otra comunidad de Rumanía dejó huellas. También es cierto que el exceso de memoria puede ser tóxico, pero la falta de memoria es todavía más tóxica. Desde este punto de vista los bucarestinos supieron marcar los sitios y los momentos principales de la revolución. Hay una placa conmemorativa, en el edificio de la Uniersidad en que pone: “aquí, los profesores y los estudiantes, lucharon y murieron por la libertad, diciembre 1989 – junio 1990”. Este lapso de tiempo que incluye el momento 22 de diciembre es importante y profundamente significativo porque la revolución no se acabó, por supuesto, en unos cuantos días y sólo con la caida de la pareja de dictadores y de sus 15 ‘ 20 seguidores. De forma que, en vez de 6 días hablamos ya de 6 meses, 15 de diciembre de 1989 Timisoara - 15 de junio 1990 Bucarest.
La Proclamación de Timisoara fue una forma en que parte de la sociedad rumana entendió que se podía salir del totalitarismo. Si ha fracasado, entonces es un fracaso de toda la sociedad, en primer lugar de aquella parte que la rechazó.
(Steliu Lambru; trad. Irina Calin)
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