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La música en la época de Stalin |
(2010-02-09) |
Última actualización: 2010-05-02 21:19 EET |
La música es una de las artes más amadas y hasta podríamos decir que no hay persona a quien no le guste la música. Tocando un instrumento o cantando, la gente acompaňa sus experiencias de vida: alegría, buen humor, tristeza, dolor. A través de la creación musical el ser humano siente estar más cerca de Díos. La música es parte de la vida humana desde tiempos inmemoriales.
El totalitarismo, que desfiguró y se burló de todo lo que tocó, tampoco desistió de burlarse de la música. El comunismo y el fascismo inventaron la música de falsos sentimientos que la gente se veía obligada a compartir con los demás siendo impuestos por la ideología de un régimen político. Aunque a primera vista, la música del totalitarismo era menos nociva que las palabras y los hechos, cualquiera que escucha música comunista o fascista, siente terror. Esta música dimana fuerza bruta, carece de fantasía y es fuente de alienación. La música sufrió enormemente bajo el totalitarismo, igual que cualquier otro arte.
El colmo de la atrocidad en contra de la música fue alcanzado durante los aňos del estalinismo. Después del 23 de Agosto de 1944, cuando Rumanía se adihirió a la coalición de las Naciones Unidas, el estalinismo dejó sentir su presencia, cada vez más fuerte, a la vez con el paso de los aňos y la consolidación del régimen comunista. Igual que en todos los dominios, también en la música se efectuaron depuraciones: en las orquestas sinfónicas y en otro tipo de orquestas, fueron despedidos numerosos profesionales, considerados culpables, tras incoarseles unos procesos absurdos, sobre criterios políticos. El director de orquesta Emanuel Elenescu concedio una entrevista al Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana en el aňo 1994 y nos contó cómo se desarrolló la audiencia a raíz de la cual los músicos Theodor Rogalski, Alfred Alessandrescu y Constantin Bobescu fueron obligados a responder a unas acusaciones ficticias:
Hubo una comisión que perseguía depurar a quienes simpatizaban con los alemanes. Nos oyeron a todos por turno. Estaban allí Rogalski, Alfred Alessandrescu, Bobescu. La comisión estaba integrada por tres mujeres y dos hombres. Uno de ellos se llamaba Ionescu, era estalinista,y formaba parte de la Orquesta Radio. Hablaba muy bien el alemán porque había nacido en Berlín. Era una persona inteligente pero era de izquierda. Era el tipo del comunista idealista. Le acusaba a Rogalski de haber compuesto el himno del mariscal Antonescu.
Luego la comisión se dirigió a Alfred Alessandrescu, amigo del gran compositor George Enescu y le acusó de ser cosmopolita porque hablaba perfectamente el francés y leía sólo libros en francés. A Constantin Bobescu le acusaron de haber compuesto el himno de Basarabia.
“Sí, contestó Bobescu, yo le compuse, porque todo el mundo era feliz cuando este territorio volvió a la MadrePatria”. Entonces, una de las mujeres estalinistas de la comisión estalló y dijo: “Basarabia es soviética”.
Los programas de radio sufrieron la influencia aplastante del régimen político. Emanuel Elenescu nos contó algo acerca del contenido de dichos programas:
Había sólo programas con canciones de masas, a las cuales nadie escuchaba. El eslógan rezaba así:” Aprendamos el idioma ruso, cantando”. Recuedo que estábamos en verano cuando, pasando por la calle llamada Popa Tatu, oí por la radio, por las ventanas abiertas de un bloque de viviendas, una música suumamente agradable.De repente, la música se cortó y pude oír lo siguiente :” Aprendamos ahora el ruso cantando”. Al instante, todos los aparatos fueron apagados. Nadie escuchaba dicho programa. A la fuerza, nada se hace. Se tocaba mucha música rusa y muy poca música alemana. Se tocaban composiciones de Mozart, Beethoven, Schumann, pero no de Wagner, porque era considerado antisemita. Cuando llegaron al poder, los sovieticos rompieron todos los discos con Wagner. Yo solía tocar mucho Sostakovici.
Numerosos artistas sufrieron, pero igual de muchos aceptaron colaborar con el régimen comunista, entre ellos figurando también George Enescu, miembro de la Asociación Rumana para las Relaciones con la Unión Soviética. Beneficiaron de privilegios, de giras y conciertos al interior y al exterior. Pero otros nombres importantes de la música rumana fueron marginalizados como fue el caso de Mihail Jora, eliminado de la cátedra del Conservatorio por haber rendido homenaje al rey Miguel I, forzado a abdicar el 30 de diciembre de 1947.
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