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Cultura en Radio Rumanía durante el Comunismo |
(2010-01-18) |
Última actualización: 2010-01-25 15:37 EET |
El régimen comunista ha ofrecido a los ciudadanos, no solamente el ideal de una sociedad venidera, sino también una cultura adecuada, que se proponía ser la cultura de la gente común y corriente, de la gente trabajadora, del verdadero creador de los bienes materiales y espirituales.
Pero, la simple aparición de una nueva cultura, más exactamente la aparición del proletcultismo, es decir de la cultura proletaria, que llevara al hombre hacia las aspiraciones de una sociedad feliz, no era suficiente y no se ceñía únicamente al cambio de los fundamentos económicos, sociales y políticos.
Implantar dicha cultura y hacer que la misma llegara a ser una convicción conforme con la ideología comunista eran cosas igualmente importantes.
Al lado de la prensa escrita, también la Radio fue uno de los instrumentos que sirvieron para fomentar el proletcultismo.
Y cabe evidenciar que se buscaba borrar las tradiciones e inocular la ideología cultural comunista.
En la Radio, la cultura, en los años 1950, supuso, antes que nada, un total conformismo y un total control sobre su rectitud.
Josette Majdanek fue periodista en Radio Rumanía, en aquella época.
La misma realizaba programas de literatura.
En una entrevista concedida al Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana, en 1999, Josette Majdanek describió los contenidos de dichos programas:
“En el programa titulado “ Carné cultural “, había varias crónicas : literaria, que se renovaba cada día, cinematográfica, teatral, una revista de la prensa y, claro está, música. Duraba unos 15 minutos; se difundían también noticias culturales, breves reportajes realizados en actos culturales, literarios, reseñas de libros y..... lo que se daba en llamar, en aquel entonces, noticias antiimperialistas.
Puedo afirmar que tengo un espíritu crítico, pero, no muy agudo, y fue por ello que pedí que me libraran de los programas antiimperialistas.
Además, yo tenía ya cierta edad.
De niña, crecí en una familia de intelectuales.
Mi madre fue profesora.
Yo hablaba alemán, incluso antes de saber leer. Veía películas en alemán.
Y no llegaba a entender cómo podían los norteamericanos ser unos depravados, simplemente por colocar sus pies encima del escritorio o que los jóvenes, que se tomaban Coca Cola, eran unos degenerados...
No sabía yo muy bien qué era la bebida llamada Coca Cola, pero, como no era alcohol, no parecía ser un crímen. Y otros materiales por el estilo.”
Ante la tiranía ideológica no había mucho remedio.
Josette Majdanek nos ha hablado también de otras opciones.
“Me quedé con las reseñas de los libros. Como en aquella época se publicaba mucha literatura, se publicaban muchas traducciones de las obras literarias soviéticas, yo procuraba sacar más provecho, proponía libros de literatura rusa clásica, es decir literatura anterior al comunismo.
Yo leía otro tipo de libros en casa.
Es posible que haya reseñado también libros de literatura soviética, no me acuerdo, ahora, muy bien.
Pero, también he reseñado obras de literatura rumana clásica, así como libros de la literatura universal.
Había una teoría sobre la radio, teoría fomentada, entre otros, por Iulius Ţundrea, quien, más tarde, en los años '52, llegaría a ocupar un cargo de directivo en la redacción literaria, a saber : la radio no era únicamente una herramienta para fomentar la cultura, sino también un medio para educar a las gentes.
Informaba y también formaba.
De hecho, quiero mencionar las palabras de un vicepresidente de la Radiodifusión rumana de aquel entonces, el doctor Constantin Dimitriu, quien, en una oportunidad, nos dijo que lo que de mejor tenía la radio era el botón, el intrerruptor.
Si al oyente no le gustaba lo que escuchaba, tenía toda la libertad de apretar el botón y apagar el receptor.
En pocas palabras, teníamos que realizar programas interesantes y atractivos.
Éste fue mi lema y no sólo mío.”
En la Radio, trabajaban hombres de la cultura, formados antes del comunism, pero, también gente joven que quería afirmarse.
Hubo muchas depuraciones y se aplicaron muchas sanciones, contra unos y otros.
El proletcultismo fue una ideología caprichosa, sus guardianes nunca se daban por satisfechos con el modo en que la misma se llevaba a la práctica en los micrófonos.
Josette Majdanek nos ha hablado acerca de la salida de la Radiodifusión de Bucarest del hombre de la cultura, Alexandru Balaci :
“Se había presentado una película soviética titulada LA CAIDA DE BERLIN.
El gran hombre de la cultura rumano, Alexandru Balaci, dió su visto bueno a un programa, en que se apreciaba la prestación de unos actores soviéticos.
Se afirmaba que los actores, que interpretaban los papeles de Hitler y Estalin, lo hacían muy bien.
Éste fue el crímen, para así llamarlo : el haber yuxtapuesto el nombre de Hitler con el de Estalin.
Al día siguente, el programa fue escuchado por los integrantes del Comité Central del Partido Comunista Rumano, quienes decidieron que a Balaci se le tenía que quitar el derecho de otorgar visados para programas radiofónicos.
Simplemente, quisieron echarle.
Pero, Constantin Dimitriu, solicitó permiso para que Balaci pudiera presentar su dimisión.
Y de esta forma, se fue de la Radio.
Posteriormente, empezó a trabajar en la casa editorial ESPLA, en tanto que simple redactor.
Nosotros, sus ex subalternos, le visitábamos, muy a menudo. Nunca nos había considerado como subalternos. Siempre nos había tratado muy bien.
Sí, así le echaron a Balaci de la Radio y fue una gran pérdida.”
En los años 1950, en la Radio fue muy difícil hacer buena cultura.
No obstante, pese a las presiones ideológicas, había programas que lograban obviar, parcialmente, la politización.
Entre renunciar a esta profesión y hacer compromisos, la mayoría de los periodistas escogieron el camino de en medio.
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