2025-04-12




















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El último Congreso del Partido Comunista Rumano
(2009-11-23)
Última actualización: 2009-11-27 0:33 EET
Cualquier dictador comunista necesitaba de legitimidad para dirigir según le daba la gana. La legitimidad se la brindaba al dictador, por un lado, la voluntad de la sociedad que le daba plenos poderes al „padre de la patria”, y, por otro, el partido, que le designaba como representante suyo para aplicar su programa.

Tal vez, más que cualquier otro líder comunista, Nicolae Ceausescu insisitió, obsesivamente, en la legitimidad, y semejante insistencia revelaba, de hecho, la falta de una legitimidad real.

Nicolae Ceauşescu fue el último líder comunista que cayó, en Europa Central y Oriental, y cayó con derramamiento de sangre.

Llegaron a aborrecerle incluso el aparato de represión y la policía política, la célebre Securitate.
A la oleada de reformas, en la URSS, de 1985, y a los cambios operados en los países comunistas Ceausescu les respondió con un cinismo sin límites.
El 14 Congreso del PCR, del mes de noviembre de 1989, que debía suponer su salida del escenario de la historia, tal como habían salido los demás dictadores comunistas de Europa Oriental, fue una reconfirmacion en el cargo, a raíz del más festuoso e inútil congreso, de cuantos habían existido, hasta entonces.
El 14 congreso del PCR no difirió mucho de las precedentes asambleas, convocadas para reconfirmarle en el cargo.
Junto con el historiador Ioan Scurtu, hablaremos, seguidamente, de aquel congreso, ”el último baile”, como fue denominado por la mayoría de los historiadores, parafraseando el título de la película ”Noviembre, último baile”.

”Había un mar de fondo, de expectación. En junio, tuvo lugar un pleno del Comité Central del PCR, durante la cual, se había adoptado una decisión sobre la reelección de Nicolae Ceausescu en el cargo de secretario general del partido, después de lo cual, se desató una verdadera campaña, no sólo mediática, sino también en las organizaciones de partido, en los sindicatos, en las organizaciones juveniles y de mujeres. Se adoptaban resoluciones, en que, los participantes respaldaban la elección del camarada Nicolae Ceausescu en el cargo de secretario general, como garantía segura , éstas fueron las palabras, para el firme avance de Rumanía por la senda de la sociedad socialista multifacética y hacia el comunismo. Ceausescu no sólo que no pensaba renunciar al cargo supremo en el partido y el Estado, sino, todo lo contrario, consideraba que él era el único que podía ocuparlos, por cuanto, él era quien podía asegurar el desarrollo comunista de Rumanía.”

En dicho congreso, Nicolae Ceauşescu quiso valerse de la veta del nacionalismo, el último que le había granjeado prestigio, hacía 21 años, en agosto de 1968. Pero, era demasiado tarde.Son muy sugerentes, en este sentido, las palabras del escritor británico, Samuel Johnson, quien vivió, hace ahora dos siglos : “el patriotismo es el último refugio de un bellaco”.
Ioan Scurtu.

”Nosotros tenemos acceso, ahora, a los documentos de los plenos y del Comité Político Ejecutivo, tenemos las memorias de varios miembros del Comité Político Ejecutivo, tales como : Silviu Curticeanu. Dumitru Popescu, Paul Niculescu Mizil, de los cuales, resulta, bien claro, que Ceausescu pensaba plantear el problema de Basarabia y el Norte de Bucovina, ocupadas por los soviéticos, a raíz de las notas informativas del verano del ano 1940. La formulación en el Congreso fue una diplomática, elíptica, en cierta medida, pero, todo el mundo comprendió de que se trataba. Aquella frase del Informe al Congreso despertó vivas discusiones en plano internacional, inclusive tomas de posición por parte de los líderes polìticos, que acusaban a Ceausescu de vulnerar el Acta Final de la Conferencia de Helsinki de 1975, y que exigía una revisión de las fronteras. Es discutible si él creía o no que ello era posible, yo opinaría que no. Ceausescu quería acentuar el lado nacionalista de su política, para que los rumanos que tenían una actitud antirrusa estuvieran a su lado, en este deseo de recuperar los territorios ocupados por los soviéticos.”

Estalinista implacable, de una rigidez a ultranza, Ceausescu se había convertido en un peligro para su propio pueblo y para el exterior, llegando a solicitar la intervención de las tropas del Pacto de Varsovia contra los cambios que se operaban en Polonia, a militar contra la reunificación alemana, y que fuera percibido como enemigo de la paz europea.
Nuevamente, Ioan Scurtu.

”Al nivel planetario, en los entendimientos entre Bush, Gorbaciov, Thatcher, Mitterand, ya las cosas se iban clarificando, en el sentido de que, se aceptaban las solicitudes de Helmuth Kohl y Hans Dietrich Genscher sobre la unificación de Alemania. Inicilamente, los ingleses y los franceses se opusieron, pero, acabaron por aceptar la idea. En el contexto en que la idea prosperaba entre los principales líderes polìticos del mundo, la posición de Ceausescu, una sumamente rígida, que insistía en que se mantuviera la división alemana, generó una reacción negativa a la política fomentada por el líder de Bucarest.”

Un mes después de aquel congreso, el 25 de diciembre de 1989, Ceauşescu caía bajo las balas del pelotón de ejecución, con lo que acababa su catastrófica carrera.

Mirando atrás al último congreso del PCR y a su principal protagonista, el mismo puede ser comparado con un tirano loco, converito en hazmerreír, que, en el umbral de su vergonzoso hundimiento, organiza orgías báquicas y fiestas deszvergonzadas. Un tirano cuyo derrocamiento costó muchas vidas a los rumanos..
(Steliu Lambru; traducción de Eugen Hac)
 
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