2025-04-12




















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La demostración de Budapest de 1988
(2011-12-13)
Última actualización: 2011-12-19 14:12 EET
Demonstatie, Budapesta 1988 En la segunda mitad de los años 1980, el regimen de Nicolae Ceausescu había alcanzado su punto culminante de la paranoia del complot externo en su contra. El regimen presentaba este supuesto complot como uno dirigido contra Rumanía, con el fin de modificar sus fronteras. Hungría era considerada el mayor enemigo, a causa del conflicto histórico con Rumanía sobre la provincia de Transilvania. Pero tampoco la Unión Soviética fue pasada por alto, la provincia de Besarabia, anexionada después de la segunda guerra mundial, siendo usada para sensibilizar el sentimiento nacional de la población de Rumanía que enfrentaba la más dura penuria de bienes materiales.

En realidad, la actitud de los comunistas rumanos, impuesta por Ceausescu, totalmente opuesta a cualquier reforma, logró irritar a todos los socios del bloque comunista. El líder de Bucarest, estancado en su proyecto estalinista, propuso al Pacto de Varsovia una intervención armada contra las reformas democráticas de la sociadad polaca. Al lado de Polonia y Checoslovaquia, Hungría había empezado ya a implementar cambios, y los comunistas rumanos escondían las discrepancias ideológicas que les diferenciaban de los comunistas húngaros, detrás de los artificios retóricos nacionalistas. Otra causa del deterioro de las relaciones rumano – húngaras era la política de sistematización del regimen de Ceausescu, a través de la cual se intentaba demoler los pueblos, y por consiguiente, la minoría húngara de Rumanía se veía directamente amenazada.

Un ejemplo de la apertura democrática de la sociedad húngara fueron las demostraciones libres a favor de la libertad y la democracia. El 27 de junio de 1988, 50 mil personas se reunieron frente a la embajada de Rumanía en Budapest, para gritar lemas contra el regimen de Ceausescu. En réplica, el poder de Bucarest cerró el Consulado húngaro de Cluj y el Centro Cultural húngaro de Bucarest. En noviembre de 1988, un gran mitín de protesta organizado en Budapest pedía libertad y democracia. Participaron en este movimiento de protesta también los miembros de la organización anticomunista de los rumanos de Hungría, “Rumanía libre”, encabezada por el deportista refugiado Doru Staicu. El periodista Peter Marvany de la radio pública húngara fue uno de los partidipantes en ese mitín. He aquí lo que declaraba en 1999 para el Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana:

“Dirigía mi atención a lo que pasaba en Rumanía, tanto en calidad de persona privada, como en calidad de periodista. He participado en 1988 en Budapest, en la manifestación en la cual participaron alrededor de 80 mil o cien mil personas, para pedir democracia en los dos países, en Rumanía y Hungría.”

Durante las negociaciones bilaterales celebradas en Bucarest, la parte húngara afirmaba que de los 20 mil refugiados de Rumanía que habían cruzado la frontera con Hungría, 7 mil habían recibido permiso de residencia. Al cabo de varios intentos de calmar la situación, las tensiones alcanzaron el nivel máximo el 21 de diciembre de 1989, cuando Hungría denunciaba el tratado de amistad con Rumanía. Cuando estalló la revolución rumana, el 16 de diciembre de 1989, Peter Marvany se convirtió en uno de los más activos partidarios de sus ideales. El 26 de diciembre del mismo año, Marvany llegaba a Rumanía, a bordo de un avión que traía ayuda humanitaria:

“Después de haber llegado a Bucarest, vino otro avión procedente de Budapest. Era un avión de pasageros que transportaba pan, porque habíamos recibido la información de que una fábrica de pan de Bucarest no funcionaba, y los bucarestinos necesitaban de pan. Hemos estacionado alrededor de 5 o 6 horas en el aeropuerto de Otopeni, cerca de Bucarest, pero no pudimos entrar en la ciudad, ya que la circulación era prohibida. Todo el mundo estaba emocionado, todos andaban por el aeropuerto en todas las direcciones, la atmósfera era muy animada. Los aviones venían uno tras otro, trayendo ayuda de Rusia, de Alemania, Bélgica y Francia. Todos se alegraban por cada avión que llegaba, y a pesar de los problemas organizativos, trataban de organizarse cuanto mejor para descargarlos cuanto antes.”

Así descubrió Marvany Rumanía y llegó a ser corresponsal de la radio pública húngara en Bucarest, hasta el año 1996. El segundo viaje que hizo a Rumanía, en enero de 1990, iba a cambiar su vida de una manera totalmente inesperada:

“Esta vez venimos en coche con unos amigos para pasar algunos días en Transilvania. En aquel entonces, la radio pública húngara decidió que necesitaba un corresponsal en Bucarest que enviara noticias y reportajes acerca de todo lo que pasaba en Rumanía al comienzo de la democracia. Esta vez me quedé aquí por unos 6 meses. En 1992 conocí a una chica de Transilvania con la cual me casé y eso echó los cimientos de mi relación con Rumanía. Pero nunca voy a olvidar las horas que pasé el 27 de diciembre de 1989 en el aeropuerto de Otopeni.”

1989 marcó el momento de las más bella solidaridad entre las naciones de Europa Central y Oriental. Y, más allá de las manías, el complotismo y los intereses ocultos que se vehículan a menudo, lo que tenemos hoy en día muestra que lo que ocurrió entonces fue algo bueno.

(Steliu Lambru; trad. Luminita Ganea)
 
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