2025-04-12




















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Asesinados políticos en Rumanía - el caso Codreanu - Manciu
(2011-11-14)
Última actualización: 2011-11-21 18:04 EET
Corneliu Zelea Codreanu Una de las características de los extremismos políticos, del fascismo y sobre todo, del comunismo, fue la violencia política que iba hasta el asasinato. La extrema derecha rumana tampoco hizo excepción a la regla, siendo autora de decenas de asesinatos. El primero de esta serie fue ordenado por el futuro líder de la Guardia de Hierro, Corneliu Zelea Codreanu. La victima fue el prefecto de la policía de la ciudad de Iasi, Constantin Manciu, un hombre brutal quien había creado una atmósfera muy tensa aún desde su nombramiento en este cargo.

Hemos conversado sobre el caso Codreanu – Manciu, con el historiador Ioan Scurtu, quien se ha referido, para comenzar, a la situación anterior al crímen:
“Constantin Manciu era una persona controvertida, en el sentido de que le nombraron para restablecer el orden en Iasi, después de que en los años 1920 – 21, y sobre todo en 1922, en la universidad se hubieran registrado muchos actos de violencia de los estudiantes rumanos nacionalistas, encabezados por Corneliu Zelea Codreanu, contra los estudiantes judíos. Se había formado toda una serie de grupos operacionales que no les permitían a los estudiantes judíos el acceso a los cursos. En esas condiciones, el gobierno liberal encabezado por Ion I. C. Bratianu ha decidido nombrar en el cargo de jefe de la policía a un hombre enérgico, que pusiera fin al desorden. Al recibir esa misión, Manciu trató de llevar a cabo concienzudamente la tarea de restablecer el orden y cometió, a su vez, muchos abusos e ilegalidades. Por ejemplo, les prohibió a los estudiantes fabricar ladrillos para un dormitorio destinado a los hijos de los campesinos pobres, que no podían pagar el alquiler. Hubo situaciones en que Manciu personalmente, cometió actos de violencia, sea en el sitio donde se reunían los jóvenes, sea llamándo a la policía.”

Por su actitud, Constantin Manciu se hizo muy antipático. La reacción pronta de las organizaciones estudiantiles nacionalistas hizo que la situación alcanzara el punto culminante cuando Manciu fue citado ante la justicia, acusado de abusos. Durante ese proceso, Corneliu Zelea Codreanu disparó contra el policía. Escuchémosle de nuevo al historiador Ioan Scurtu:

“El episodio al cual nos refermimos ocurrió en octubre de 1924, cuando el padre de uno de los alumnos pegados por Manciu le entabló juicio. El abogado del alumno era Corneliu Zelea Codreanu. Durante el proceso, Manciu tomó una actitud arrogante, aun insultante, sosteniendo que tenía la autoridad legal para hacer uso de cualquier medio contra las personas que no observan la ley. Le insultó a Corneliu Zelea Codreanu, quien abandonó la sala del tribunal antes de terminar el juicio y antes de que los jueces pronunciaran el veredicto. Codreanu esperó hasta que Manciu saliera del edificio y cuando éste llegó al fin de las escaleras, sacó la pistola y le mató. Inmediatamente después, Codreanu se entregó a las autoridades y durante todo el juicio asumió íntegramente sus hechos.”

Siguió luego el proceso de Codreanu que despertó gran efervescencia entre los nacionalistas. Codreanu, quien ulteriormente llegó a ser el Capitán de los legionarios de la Guardia de Hierro, fue declarado inocente, ya que se consideró que había disparado por legitima defensa:

“El juicio debería haber tenido lugar en Iasi, pero dado que los estudiantes y los alumnos se solidarizaban con Codreanu, fue trasladado a Focsani. Y, como la ciudad está relativamente cerca de Iasi, vinieron muchos jóvenes de Iasi y de toda la región. Entoces se tomó la decisión de trasladar el proceso a Turnu Severin. Allí, el proceso se desarrolló de una manera algo inesperada, en el sentido de que los testigos propuestos por Codreanu y Codreanu mismo tomaron una actitud dinámica, incluso agresiva, sosteniendo que el culpable era Manciu, y que todo lo que había hecho Codreanu era un acto de justicia. El proceso terminó y Codreanu fue declarado inocente, pero en su libro “Para los legionarios”, publicado en 1936, justifica sus hechos.”

A primera vista, él que mata es el culpable, y la víctima es inocente. Pero el análisis completo muestra que, en este caso, la culpa la tienen los dos. Ioan Scurtu:
“Ya desde el momento que en fue nombrado en su cargo, Manciu quiso demostrar que era capaz de cumplir con su deber. Fue condecorado por el rey Fernando, a propuesta del gobierno de Bratianu, por haber logrado restablecer el orden en la ciudad de Iasi. La verdad es que, comenzando por el año 1923 o 1924, ya no se organizarón más manifestaciones estudiantiles de envergadura en la ciudad de Iasi. Los judíos volvieron a los cursos, y eso se debe a Manciu. Los actos de violencia de Manciu no ocurrieron dentro de la universidad, sino en el jardín donde trabajaban los estudiantes, o bien en la sede de la policía, es decir, en sitios bastante aislados, y no ante los ojos de la opinión pública. Pero todo eso tuvo consecuencias. Creo, sin embargo, que éste es un caso aislado. Es verdad que el nombre de los legionarios se vincula a toda una serie de atentados odiosos. Por otra parte, no debemos pasar por alto el hecho de que también los legionarios cayeron víctimas de la política represiva. Yo diría que la culpa la tienen ambas partes, pero esto no puede justificar de ninguna manera el asesinato como forma de manifestación política.”/

El caso Codreanu – Manciu es un fragmento de una historia durante la cual la gente creía en las virtudes pedagógicas del castigo físico. Pero el mismo no hace sino confirmar que la violencia siempre engendra violencia.

(Steliu Lambru; trad. Luminta Ganea)
 
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