“El proceso de la gran traición nacional”, como fue denominado por la prensa comunista duró menos de 4 semanas. El proceso de Antonescu empezó en el día 6 de mayo de 1946 y la sentencia fue ejecutada en el día 1 de junio de 1946. Las principales acusaciones formuladas en contra del "grupo" Antonescu fueron la participación del ejército rumano al lado de la Alemania nazí y la legislación racial. Al mariscal Antonescu se le reprocharon el pogrom antijudío perpetrado en la ciudad de Iasi en 1941, las matanzas de Odessa, la deportación de los judíos y los gitanos a Transnistria y a campos de exterminio.
Constantin Popovici El Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana entrevistó en el aňo 2001 a Constantin Popovici, testigo de la ejecución de los 4 acusados del "grupo" Antonescu. Popovici tenía el grado de teniente en el ejército soviético y cumpliía el cargo de oficial de enlace con el ejército rumano en calidad de traductor. Había sido enviado por su superior a filmar la ejecución con un operador.Popovici recuerda cómo se desarrolló el procedimiento al cual asistieron pocos testigos.
En vísperas de la ejecución recibí la orden que al día siguiente saliera con el operador cinematográfico Babrov para la localidad de Jilava. A decir verdad no me resultó nada agradable ir a ver cómo era fusilada la gente. Traté de esquivarme pero un día antes el general me había llamado por teléfono para decirme que tenía que estar presente allí. Yo le había contestado que ya no tenía legitimación pero él general insistió y me preguntó si tenía actas que atestiguaran que era oficial soviético. Yo le contesté que sí y él me dijo que era suficiente. En Jilava se había reunido mucha gente. Había también representantes de varias misiones diplomáticas. Esperé largo tiempo y hacía mucho calor. Primero llegó el sacerdote quien les dio la comunión y recuerdo que trató de defender la causa de los condenados preguntando cómo era posible que nosotros, como buenos cristianos tomaramos la vida de alguien. Fue reprendido por los representantes del ministerio del Interior y se vio obligado a retirarse.
Constantin Popovici recuerda claramente la actitud de los condenados:
De la cárcel salieron los cuatro condenados vigilados por soldados con bayonetas. Si bien recuerdo eran gendarmes. Avanzaron unos dos cientos de metros y recuerdo que teníamos que doblar a la derecha para llegar a un terreno que se parecía a una cancha de fútbol. Al frente estaba Avram Bunaciu, secretario general en el ministerio del Interior. Del lado derecho iba el mariscal al lado de Mihai Antonescu seguidos por Alexianu y el general Piki Vasiliu. Llegamos al Valle del Llanto donde cuentan que otrora eran ejecutados los comunistas. Un valle cavado artificialmente donde había seis pilares. Llegaron Bunaciu, el fiscal rumano , el operador cinematográfico y un médico. Fue pronunciada la sentencia para cada condenado. El mariscal dijo (citamos) <> Igualmente hablaron Mihai Antonescu y Alexianu. Piki Vasiliu, un general que estaba a la cabeza del departamento de gendarmes y policía, un hombre muy sólido, comprobó tener menos valor. Lloraba, rezaba, decía que era inocente y pidió que le fueran vendados los ojos y atadas las manos.””
Constantin Popovici quien estaba cerca del mariscal Antonescu fue el último quien le vio la cara. El episodio de la ejecución fue muy duro incluso para un militar acostumbrado a los horrores del frente de guerra:
La ejecución del "grupo" Antonescu Tras ser pronunciada la sentencia se ordenó que se disparara. Yo estaba a unos cuantos pasos de distancia del mariscal y vi cómo le penetraron los cartuchos, cómo cayó y se volvió cara abajo apoyándose en la mano izquierda para levantarse luego y con una voz de una persona que estaba entre la vida y la muerte dejera “disparen de nuevo, todavía soy vivo”. Cayó y murió. Ya no hacía falta que se disparara contra él. No hubo más golpes de gracia. Nosotros regresamos a Bucarest y sé que durante el viaje no hablamos porque todos estábamos trastornados por la escena que habíamos visto. Por el camino encontramos coches que llegaban del crematorio. Decían que los cuatro habían sido incinerados y sus cenizas habían sido esparcidas. No se conoce lugar alguno de sus tumbas.”
La película de la ejecución del "grupo" Antonescu existe también hoy en día y fue utilizada en la realizacion cinematografica de Sergiu Nicolaescu titulada “El espejo” Nicolaescu aprecia que los grandes momentos de la historia son en si mismos algo común, fuera del significado impresionante que siempre les concede la posteridad.