2025-04-12




















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El ejército rumano en la segunda guerra mundial - el caso Odessa
(2008-11-03)
Última actualización: 2009-09-10 12:57 EET
Rumanía entró en la segunda guerra mundial, el 22 de junio de 1941, al lado de Alemania, para liberar las rumanas provincias de Basarabia y Bucovina del Norte, anexionadas por la URSS, un ańo antes.
A mediados del mes de agosto, los ejércitos rumano-alemanes ya se encontraban a orillas del río Bug y habían eliminado la resistencia sovética, a excepción de la ciudad de Odessa, el más grande puerto en el Mar Negro, por donde se aprovisionaban las tropas soviéticas del Sur de la URSS.
El 18 de agosto de 1941, el ejército rumano iniciaba el asedio a Odessa, que terminaría con una victoria rumana, pero, pagada muy caro: 70.000 militares rumanos caídos, entre muertos y heridos. Este alto precio pagado por el asedio de Odessa, se explica por dos errores cometidos por el mariscal Antonescu : primero, subestimó la defensa soviética de la ciudad y el segundo fue el orgullo de no aceptar la ayuda alemana.
Odessa cayó el 18 de octubre de 1941, tras 2 meses de resistencia.
La División número 10 de infantería, bajo el mando del general Ionel Glogojeanu, entró la primera en la ciudad y estableció su cuartel general, en un edificio, que había pertenecido al NKVD local, un edificio bello, de varios pisos, construido al estilo norteamericano.
A escasos 2 días desde la entrada triunfal en la ciudad, el 20 de octubre, el edificio del mando fue volado, matando a todos los integrantes del mando de la división.
El coronel Radu Glogojeanu, sobrino del general Ionel Glogojeanu, fallecido en la deflagración, declaró, en una entrevista concedida en 1994, a la Sección de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana, que los militares rumanos habían sido advertidos de este peligro.
Track: “En el mando militar de Odessa se presentó una mujer, que se llamaba Ludmila Evghenici Petrovna, una mujer anciana, quien dijo que quería hablarle al más grande comandante. El oficial de servicio le dijo que ello era imposible. Ella insistió que quería discutir únicamente con el comandante y que se trataba de algo muy importante. El oficial de servicio informó jerárquicamente al jefe de gabinete de mi tío. El general Glogojeanu recibió a dicha mujer rusa, quien le dijo que el edificio estaba minado y que, en la operación de minado, había trabajado su propio hijo, quien era electricista y que no era bueno permanecer en dicho edificio. De modo que, mi tío fue advertido. Para cerciorarse de la verdad, tras evacuar el edificio, dió la orden de que entraran en acción los especialistas rumanos y alemanes. Fue controlado todo el edificio y los detectores no indicaron nada.”
El explosivo había sido escondido en la propia estructura de resistencia del edificio y ello fue la razón por la cual no pudo ser identificado por los detectores de metal.
A raíz de la explosión, perecieron 16 oficiales, 46 suboficiales y soldados rumanos, así como 4 oficiales alemanes y civiles.
Dicho acontecimiento despertó la ira de Hitler y Antonescu, quienes dieron órdenes de iniciar duras represalias.
Adrian Grigoropol fue jurista y juez en la Corte Marcial Militar, entre 1941 y 1945. Su entrevista fue realizada en el ańo 1998 y Adrian Grigoropol recuerda la amplitud de las represalias.
Track: “Aquel acontecimiento muy grave planteó un interrogante: ¿cómo pudo pasar semejante cosa ? Por otra parte, se tomaron medidas de represalias contra los habitantes de Odessa, como si ellos hubieran sido responsables por dicha explosión. Al mismo tiempo, fue una medida de intimidación. Sobre este asunto conversaron Hitler y Antonescu. Hitler pidió que se pasara a represalias, dado que, afirmaba él, en este asunto, debían de estar implicados judíos. Las represalias fueron tremendas, por cuanto fueron indiscriminadas. Han ido dirigidas, principalmente, contra la población judía.”
Según las estimaciones, unos 5 mil judíos cayeron víctimas de las matanzas. Adrian Grigoropol recuerda dichas matanzas:
“En la periferia de Odessa, donde habían sido registradas también las más grandes bajas de las tropas rumanas, había unos depósitos de madera. En estas dependencias, fueron abarrotados, de modo especial, jóvenes judíos, muchachas y muchachos. Fueron rociados con gasolina y se les prendió fuego. Los que conseguían escaparse de las llamas, fueron tiroteados. Ello fue una realidad y una mancilla muy vergonzosa para los rumanos por haber procedido así, contra una población que no fue directamente culpable por lo que había ocurrido.”
El caso de Odessa es un ejemplo, en que, la falta de experiencia militar, lo imprevisto y la ira irracional cooperaron en la manera en que se escribieron unas páginas de tragedia humana.
 
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