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Las huelgas de los trabajadores de 1933 y las luchas del interior del Partido Comunista Rumano |
(2008-05-26) |
Última actualización: 2008-05-26 18:52 EET |
Uno de los acontecimientos más debatidos por la prensa y, al mismo tiempo, uno de los más controvertidos acontecimientos en la historia del movimiento obrero y sindicalista de Rumanía fue la huelga de los obreros de los Talleres CFR ‘Grivita’ de Bucarest, los meses de enero y febrero de 1933. Entre el 31 de enero y el 2 de febrero de 1933, los sindicatos de ‘Grivita’ habían obtenido aumentos salariales, así como otras ventajas para sus miembros. El sindicato comunista - una filial del Comintern, que deseaba incrementar las tensiones sociales en los países vecinos a la URSS – pasó entonces a las reinvindicaciones políticas para provocar a las autoridades. Las mismas intervinieron el día 16 de febrero por la mañana, para sacar a los 4 mil obreros que habían alzado barricadas dentro de los talleres. El balance modesto de 4 muertos, 15 heridos y 160 detenidos – que tenían armas de fuego – fue transformado por el regimen en una verdadera ‘masacre’.
El régimen comunista hizo uso de aquella huelga en su propaganda, mostrando que los obreros oprimidos se habían sublevado contra el régimen de la burguesía que les agobiaba. El extraordinario cargo simbólico de las huelgas engendró conflictos entre los líderes comunistas, cada uno tratando de reclamar méritos en la organización y la dirección de las acciones huelguistas. Los actores implicados fueron Constantin Doncea, uno de los líderes del sindicato y de la huelga, y Gheorghe Gheorgiu – Dej junto con su teniente, Chivu Stoica. Doncea era un obrero rebelde, con aspiraciones anarquistas. Después de las huelgas de 1933, salió para la URSS, y en 1937 fue enviado a luchar como miembro de las Brigadas Internacionales en la guerra civil española. Tras la entrada de los soviéticos en Rumanía, Doncea fue avanzado al grado de general y ocupaba el cargo de alcalde de Bucarest. Dej, en calidad de líder del partido, necesitaba una biografía heroica para conseguir la legitimidad. Stoica – un mero participante en la huelga, le apoyaba. En 1958, 25 años después de la huelga, Doncea le dió una respuesta dura a Dej: ‘yo estuve en huelga, yahora tú es el que organiza el simposio’. Aunque Dej les hubiera eliminado físicamente a sus antiguos rivales deseosos a dirigir el partido, como Stefan Foris y Lucretiu Patrascanu, Doncea gozaba el apoyo de Moscú, y así no podía ser eliminado.
Del archivo del Centro de la Historia Oral de la Radiodifusión Rumana, hemos seleccionado un fragmento de una entrevista en la cual Doncea habla de la manipulación de las huelgas de los talleres de Grivita:
‘Hubo quienes trataron de falsificar, de dar una forma confusa a las luchas de los obreros empleados por la compañía de ferrocarril. Allá se plantearon problemas reales, otros imaginarios, presentados maliciosamente, pero se habló de los asuntos imaginarios como si fueran reales. Algunos dicen incluso que las luchas fueran dirigidas por un comité de la huelga integrado por 350 personas. No es verdad. Las huelgas de los obreros de la compañía de ferricarril CFR Grivita fueron dirigidos por el sindicato de los obreros del ferrocarril, cuyos líderes habían recibido instrucciones por parte del partido, para que llevaran a los obreros a la victoria. Los comunistas del sindicato de la compañía CFR llevó a la práctica las tareas recibidas de parte del partido. Dicho comité de la huelga que encabezara la lucha es una mera invención. Hubo quienes, para mostrar que ellos fueron los líderes de la huelga, y no el partido o el sindicato, empezaron a decir mentiras y así estroperaron esta grandiosa página de la historia. Pero no tendrán éxito, dado que la mentira nunca puede tener éxito.’
Donce, junto con otros comunistas que acusaban a la dirección del PCR de haberse enriquecido y alejado de los obreros, así como a Dej y a Stoica, fueron condenados por acciones en contra del partido en 1957, el acto de acusación siendo leído por Nicolae Ceausescu. Después de 1965, el mismo Ceausescu iba a rehabilitarles. El espíritu anarquista de Doncea atacaba no solo la impostura, sino también la incompetencia:
‘Suele decirse que hay quienes habrían entrado en la huelga y habrían dirigido las huelgas. Uno de ellos es el que les mató a Patrascanu y a Foris. Pero tampoco él había estado allá. Solo uno de sus partidarios, más exactamente Chivu Stoica, se empeña en alabar excesivamente a su dueño y no dice la verdad. En cuanto a Chivu, él estuvo allá, pero era una figura insignificante. Más tarde se mostró deseoso de la gloria y podría decir que también del dinero. Quiero decir que le gusta la fortuna, pero sin trabajar. Las huelgas del mes de febrero no fueron espontáneas, sino que fueran el resultado de los preparativos. El partido hizo grandes esfuerzos en los años 1931, 1932 y 1933. El partido llamaba a los obreros a la huelga y a las demostraciones, durante las cuales fueron fusilados 2 de ellos. Dichas acciones sirvieron para formar a los líderes, a los cuales se le exigía valentía, audacia y honradez. Las luchas de los meses de enero y febrero de 1933 habían sido preparadas en Bucarest, así como en todo el país.’
En el conflicto de Doncea con Dej era imposible hacer las paces. Según los testimonios de los archivos, en el entierro de Dej, en 1965, Doncea estaba tan feliz mirando la tele, que gritaba: ‘!has muerto ya!, has muerto! Y mira que yo estoy vivo!’ El conflicto entre Dej y Doncea mostraba, una vez más, que el pragmatismo no vence siempre al espíritu rebelde. La memoria de Dej es sombria, mientras que la de Doncea es honrada, aunque fuera menos visible.
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