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"El momento técnico" de la instauración del comunismo en nuestro país:el gobierno de Petru Groza y la sovietización de Rumanía |
(2011-03-06) |
Última actualización: 2011-03-13 16:53 EET |
Tras la detención del mariscal, Ion Antonescu, el 23 de agosto de 1944, se sucedieron tres gobiernos: dos estuvieron encabezados por el general Constantin Sanatescu, y, el tercero, por el general Nicolae Radescu.
Rumanía abandonaba el Eje, es decir la Alianza de las Potencias Centrales de Europa, y se esforzaba por obtener condiciones cuanto más ventajosas, dada la difícil situación en que se encontraba.
Por el armisticio firmado los días 12 y 13 de septiembre de 1944, la Unión Soviética se comprometía, una vez terminada la guerra, a no anexionarse ningún territorio rumano y a no cambiar el orden social en Rumanía.
Pero, en realidad, sus propósitos eran muy distintos : imponer, en Rumanía y en los demás países ocupados de Europa Central y Oriental, su esfera de influencia, y los instrumentos para conseguirlo eran los gobiernos encabezados por los partidos comunistas.
En el gobierno del general Nicolae Rădescu, los comunistas poseían tres carteras ministeriales : interior, comunicaciones y justicia.
La participación del minúsculo partido comunista rumano en el gobierno fue impuesta por la Unión Soviética, como condición previa a la firma del armisticio.
En el mes de febrero de 1945, grupos de comunistas iniciaron acciones de protesta contra el gobierno de Radescu, a fin de desestabilizar la situación y crear una crisis artificial.
Les presentaremos el testimonio de Constantin Vişoianu, quien fuera ministro de asuntos exteriores en el gobierno de Rădescu, y, posteriormente, uno de los líderes de la emigración anticomunista rumana, en la posguerra. La grabación data del año 1976, fue realizada por Radio Europa Libre y es, ahora, posesión del Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana.
Vişoianu relata los métodos empleados por el emisario soviético, Andrei Visinski, el hombre enviado especialmente por Moscú para desbancar a Radescu y nombrar, como primer ministro, al doctor Petru Groza, que tenía el beneplácito de los soviéticos.
Constantin Visoianu:
“En medio de estas agitaciones, el día 26 de febrero de 1945, llega a Bucarest, Andrei Visinski. La embajada soviética me informó – yo ocupaba el cargo de ministro de exteriores – que el señor Visinski quería ser recibido por el Rey Miguel, al día siguiente. Aunque la petición venía formulada en términos faltos de cortesía, yo aconsejé a Su Majestad aceptar. En la audiencia que le concedió Su Majestad, estuve presente yo también. Visinski empezó a exponer lo que creía él que era la situación, en Rumanía, en aquel momento, diciendo cosas que no eran verdaderas : que el gobierno no era suficientemente democrático, que no conseguía dominar a las masas de ciudadanos, que no hacía suficientes esfuerzos para allanar las tensiones. Es decir, se inventaba cosas, pero, su tesis era que el gobierno debía ser sustituido. Le pidió al Rey que sustituyera al gobierno Radescu, cuanto antes. Esta primera audiencia, que le concedió el Rey, trasncurrió en un ambiente civilizado.”
El Rey dilató la sustitución de Rădescu para ganar tiempo.
Pero, Visinski no estaba dispuesto a esperar.
Siguió una segunda visita, menos amable. Constantin Vişoianu:
“El 27 de febrero, Vîşinski pidió, otra vez, ser recibido por el Rey. Esta vez, el tono de Vîşinski adquirió matices brutales, y declaró, en nombre de su gobierno, que la situación ya no podía continuar así. Le pidió al Rey “que interviniera, de inmediato, para poner fin a una situación intolerable e instaurara un gobierno más democrático.“ Incluso le pidió al Rey que exigiera la inmediata dimisión de Rădescu e instalara un gobierno más democrático. Su Majestad le explicó que el gobierno era lo más democrático posible, por cuanto, en el mismo, estaban representados los más importantes partidos, inclusive los comunistas, y que estaba apoyado por toda la nación rumana. Vîşinki le replicó al Rey que el gobierno Rădescu no era democrático, sin traer ningún argumento. Yo intervine y le expliqué a Vîşinski el mecanismo político y constitucional de Rumanía : nuestra monarquía era una constitucional, de modo que el Rey no podía designar a los miembros del gobierno, por cuanto ello era de la incumbencia de los partidos políticos.
Visinski insistió en que un gobierno de masas debía ser formado de inmediato.Y con ello, abandonó el Palacio Real.”
La tercera visita de Vîşinski al Rey fue el principio del fin de la democracia rumana.
Constantin Vişoianu.
“Al día siguiente, el 28 de febrero, Vîşinski pidió ser recibido, otra vez, en audiencia, a las 15,30. Y también en aquella oportunidad, estuve presente yo también. El tono de Vîşinski era sumamente violento, ultimativo. Dijo: “He venido para saber cuál es la decisión de Su Majestad.“ El Rey le dijo que había puesto en conocimiento del gobierno los deseos del representante soviético y que, en aquellos mismos momentos, tenían lugar negociaciones entre los representantes de los partidos. Vîşinski dijo: “Esto no es suficiente, yo considero que el gobierno de Radescu es un gobierno fascista que debe ser eliminado.“ Y empezó a amenazar, afirmando que la situación era muy grave y que el nuevo gobierno debía ser instalado hasta las 18.00 horas, a más tardar, es decir, en menos de dos horas. Se levantó, golpeó con el puño en la mesa, luego, salíó dando un tremendo portazo, que agrietó la pared en torno al vano de la puerta. Así terminó la tercera visita, durante la cual, yo traté de explicarle a Vîşinski que el Rey no podía destituir al gobierno, sin consultarse con los jefes de los partidos que lo integraban. Vîşinski replicó, con falsa cortesía, que él no había venido para discutir con el ministro de exteriores, sino con el Rey.
Acerca de la actitud del representante soviético he informado también a los representantes inglés y norteamericano, puesto que, Vîsinki hablaba en nombre de la Comisión Aliada de Control, a la que integraban también las Potencias Aliadas. Pero, desafortunadamente, la política que llevaban, en aquel entonces, los norteamericanos y los ingleses, no nos sirvió de nada.”
El nombramiento de Petru Groza como primer ministro de un gobierno, que tenía el beneplácito de los comunistas, fue el precio que se pagó para evitar el derramamiento de sangre.
El gobierno de Petru Groza fue el instrumento con el cual se sovietizó a Rumanía, con todas sus consecuencias desastrosas.
Como compensación, el 9 de marzo de 1945, Stalin permitía a la administración rumana entrar en la Transilvania del Norte, cedida, en 1940, a Hungría, a raíz del Dictado de Viena.
( Autor: Stefan Baciu, versión española : Eugenio Hac y Martín )
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